Se proyecta con la intención de ser una edificación representativa, una arquitectura transparente y de luz, de camino entre lo antiguo y lo moderno, que se exhibe y muestra al exterior, como un mecanismo de concienciación social que nos recuerda la necesidad de la reutilización y de la puesta en valor de los elementos del patrimonio de las ciudades.
Se ha construido un contenedor de actividades, una edificación funcional y estructuralmente, semejante a la que albergaría unos talleres o una actividad industrial, con un envoltorio que la protege y convierte en singular y actual.
La distribución interior de cada una de las áreas se ha proyectado con el mayor grado de flexibilidad posible, recurriendo al uso de divisiones tipo mamparas y tabiques móviles y ligeros, de forma que se adapte fácilmente a las continuas modificaciones de programa que el paso del tiempo impone tanto a las familias en las viviendas como a los espacios públicos, consolidando únicamente la inamovible estructura que ya heredamos del antiguo proyecto.
La citada estructura determina el ritmo y ayuda a la orientación y la definición de cada una de las áreas de programa, tanto en el interior como en el exterior del edificio.
